SALUD

Adolescentes con más ansiedad y menos encuentros cara a cara: la adicción a las pantallas, en cifras

Desde 2010, el paisaje social de los adolescentes ha cambiado de manera dramática. Con la aparición de los teléfonos inteligentes y las redes sociales, la interacción cara a cara ha dado paso a un nuevo tipo de conexión virtual. Aunque esta transformación tecnológica ha traído avances en términos de comunicación, también ha generado graves consecuencias para la salud mental de los jóvenes.

Jonathan Haidt, psicólogo social y autor del libro La generación ansiosa, ha sido una de las voces más críticas sobre los efectos que las redes sociales y la tecnología han tenido en los adolescentes. Según Haidt, la irrupción de estas plataformas ha provocado un aumento alarmante en los índices de ansiedad, depresión y otros trastornos mentales entre los jóvenes de 10 a 20 años.

El impacto en la salud mental: cifras preocupantes

Las estadísticas son reveladoras. En Estados Unidos, entre 2010 y 2020, los casos de depresión en chicas aumentaron un 145%, mientras que en chicos la cifra subió un 161%. La ansiedad también experimentó un crecimiento del 92% entre personas de 18 a 25 años. Además, los suicidios crecieron un 91% en varones y un asombroso 167% en mujeres, según datos del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) y el Centro Nacional para la Prevención y Control de Lesiones.

Haidt sostiene que la reconfiguración de la vida social juvenil, marcada por el acceso continuo a smartphones, redes sociales y videojuegos online, ha sido el principal catalizador de esta “epidemia” de problemas de salud mental. Ninguna otra explicación ha logrado abarcar el aumento global de estos trastornos en adolescentes de manera tan consistente como el impacto tecnológico.

La falta de sueño y el aislamiento social

Uno de los efectos más devastadores del uso excesivo de los smartphones es la privación del sueño. Los adolescentes que pasan horas conectados duermen menos de siete horas al día, lo que provoca ansiedad, irritabilidad y un deterioro en sus funciones cognitivas. El déficit de sueño afecta el aprendizaje y aumenta el riesgo de accidentes, incluso mortales.

A la par del sueño, otro cambio profundo ha sido la caída en las interacciones cara a cara entre adolescentes. Entre 2012 y 2019, el tiempo diario que los jóvenes pasaban con amigos en persona se redujo un 54%. La pandemia solo profundizó esta tendencia, llevando a los adolescentes a depender aún más de las redes sociales para mantener sus conexiones.

Las relaciones que se construyen a través de la pantalla tienden a ser superficiales, y la falta de interacción física ha afectado la calidad de los vínculos. Muchos adolescentes sienten que, aunque están en constante contacto con sus amigos a través de mensajes o redes, carecen de relaciones profundas y significativas.

El poder de la dopamina y las redes sociales

Haidt también señala que los creadores de plataformas como Instagram, TikTok y otros servicios han desarrollado técnicas para “enganchar” a los usuarios, especialmente a los adolescentes. Estas aplicaciones están diseñadas para liberar pequeñas dosis de dopamina, el neurotransmisor asociado con el placer, cada vez que los usuarios interactúan con ellas. Sin embargo, este placer es efímero y no proporciona una verdadera sensación de satisfacción. En cambio, genera un deseo insaciable por más estímulos.

El libro también menciona que las chicas suelen ser más vulnerables a este tipo de dinámicas, ya que tienden a preferir plataformas visuales como Instagram y TikTok, donde la imagen y la apariencia juegan un papel central. Esta exposición constante a los estándares de belleza y el perfeccionismo en las redes sociales ha contribuido a una mayor presión y deterioro de la autoestima.

Conclusión

El uso desmedido de las redes sociales y los dispositivos electrónicos está transformando la infancia y adolescencia de una manera sin precedentes. La necesidad de estar constantemente conectados, la privación del sueño y la falta de interacciones cara a cara están contribuyendo a un aumento significativo de los problemas de salud mental. Es fundamental que tanto padres como educadores y profesionales de la salud estén atentos a estas tendencias y promuevan un uso más saludable y equilibrado de la tecnología en las nuevas generaciones.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *