SALUD

Vivir en el desorden tiene efectos adversos en la salud mental: los beneficios de organizarse

 

El desorden en el hogar o en el lugar de trabajo no solo afecta la apariencia estética de los espacios, sino que puede tener un impacto significativo en la salud mental. Un entorno desorganizado incrementa la percepción de estrés y afecta tanto el autocontrol como la serenidad. Según el neurocientífico Daniel Levitin, de la Universidad McGill, “el desorden y la desorganización pueden provocar trastornos crónicos de ansiedad en algunas personas”, asociando estos ambientes con niveles elevados de cortisol, la «hormona del estrés».

El impacto del desorden en la salud mental

Un estudio publicado en el *Journal of Environmental Psychology* por Catherine Roster reveló que vivir en un entorno desorganizado disminuye la sensación de bienestar y felicidad. La profesora Roster explicó que un espacio desordenado afecta cómo nos sentimos con nosotros mismos y con el entorno, generando agotamiento mental y tomando decisiones poco acertadas. Esto puede desencadenar una espiral de estrés que nos deja atrapados en un ciclo de procrastinación y desorganización.

Los beneficios de organizarse

La organización no solo trae beneficios emocionales, sino que también mejora la salud física. Joseph Ferrari, experto en el tema y profesor de psicología en la Universidad DePaul, sugiere que un entorno ordenado ayuda a reducir la ansiedad y el agotamiento, a la vez que aumenta la productividad y la sensación de control. Ferrari destaca que al aprender a organizarse, no solo se mejora la eficiencia laboral, sino también la calidad de vida.

Neha Khorana, psicóloga clínica, enfatiza que organizar el entorno también regula la ansiedad, aliviando el estrés provocado por el caos visual. Libby Sander, profesora adjunta de Comportamiento Organizacional en la Universidad Bond de Australia, afirma que un hogar ordenado es un predictor de una mejor salud física, facilitando la gestión del tiempo y promoviendo hábitos saludables como una dieta equilibrada.

Desorden y hábitos alimenticios

El desorden también puede afectar los hábitos alimenticios, según un estudio de *Environment & Behavior*. Investigadores expusieron a estudiantes universitarias a una cocina organizada y a una caótica, y encontraron que aquellas en un entorno desordenado y bajo estrés consumían más alimentos poco saludables. Esto se relaciona con la teoría del “agotamiento del ego”, que sugiere que el autocontrol depende de un recurso limitado, y un ambiente desorganizado puede agotar ese recurso, haciéndonos más vulnerables a las tentaciones.

Cómo empezar a organizarse

La psicóloga Natalie Christine Dattilo, de la Facultad de Medicina de Harvard, sugiere empezar con objetivos pequeños para no sentirse abrumado. Organizar un solo cajón o estantería puede ser el primer paso para tomar control del entorno. Hacer que el proceso sea más placentero, como escuchar música mientras se organiza, puede mejorar la experiencia y el bienestar general.

Khorana recomienda reservar un tiempo específico para ordenar, y Catherine Roster sugiere usar la visualización como motivación, imaginando cómo se verá el espacio una vez organizado. Además, buscar ayuda externa, ya sea de familiares o profesionales, puede ser útil para mantener la constancia.

Julie Morgenstern, autora de *Organizing from the Inside Out*, recomienda clasificar los objetos en tres categorías: conservar, tirar y reubicar. Es crucial asignar un lugar para cada cosa y evitar apegarse emocionalmente a los objetos que ya no son útiles. Ferrari, por su parte, sugiere no seguir el consejo de tocar los objetos para ver si “producen alegría”, ya que esto podría aumentar el apego emocional y dificultar el proceso.

Desorden digital

El desorden no es solo físico. Sander señala que el desorden digital, como correos electrónicos acumulados o archivos desorganizados, también afecta la salud mental. Dedicar cinco minutos al día para ordenar la bandeja de entrada o las carpetas digitales puede reducir la sensación de agobio.

Organizarse requiere toma de decisiones y paciencia, pero es una habilidad que se puede aprender. Como señala Dattilo, «cuando cuidamos de nuestro hogar de forma intencionada, nos enviamos a nosotros mismos un mensaje importante de que merecemos el tiempo y el esfuerzo que requiere». Mantener un entorno ordenado no solo nos beneficia a nivel emocional, sino que también mejora nuestra salud física y calidad de vida en general.

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